El colmo de la desesperación

En estos últimos 4 años hemos visto toda clase de desfiguros de parte de la derecha y de la oposición que los representa, con tal de mantener algún escándalo vigente, aunque su naturaleza sea completamente absurda. Esto ya no nos debería sorprender, pero estos sujetos siempre logran superarse a sí mismos y nuestra capacidad de asombro crece en la medida en que nos presentan nuevos shows.

Dentro de sus campañitas más recientes, tuvimos hace algunas semanas el espectáculo en contra de la supuesta militarización del país, pero todavía no terminaba cuando ya había 2 o 3 de ellos comenzando con el tinglado de “El INE no se toca”. Cuando este tema se instaló oficialmente en los medios, la militarización pasó al olvido, al tiempo que el tema del INE tomaba los escenarios. Así de rupestres son.

Cuando todavía no terminaban de lloriquear en las redes los más lastimados por la aprobación del Plan B, que implica una reforma legal del INE, se supo de un atentado contra la vida del comentarista Ciro Gómez Leyva de Grupo Imagen, quien aparentemente fue seguido por individuos en motocicleta desde su trabajo a su casa, disparando 4 balazos contra el vehículo blindado en el que viajaba.

Como por arte de magia se desató un nado sincronizado de grandes proporciones, insinuando que el atentado había sido culpa del Presidente de México, como si el mandatario tuviera tiempo para ponerle atención especial a cualquiera de ellos, incluyendo a Ciro Gómez Leyva.

Esta postura no es solamente ridícula sino completamente estúpida y ellos lo saben, pero eso no importa; lo que hay que hacer es tomar cualquier tema en el que pueda insinuarse la culpa del presidente para magnificarlo en extremo.

Tendríamos que empezar por analizar a quién beneficiaría la ejecución de un opinador admirado por toda la derecha, pero que en el ruido permanente difundido en los medios de propaganda no es más relevante que Dresser, Mauleón o incluso el Chumel.

A qué cuerpo de seguridad del gobierno se le ocurriría enviar a dos mugrosos en una motocicleta, armados con una pistola cuyo calibre no penetraría el blindaje de la camioneta, porque seguramente sabrían que viajaba en un vehículo blindado. Con toda certeza a ninguna instancia gubernamental le haría favor alguno atentar de esta u otra forma contra Ciro Gómez o contra de cualquier otro personaje de su perfil.

De hecho por la temporalidad, a quien más benefició el evento fue a la maquinaria de propaganda de la derecha, que después de que sí se tocó al INE, se había quedado sin tema para continuar con sus arengas sin sentido.

Hoy el INE ya no importa, pero ahora vociferan porque se asesinan periodistas, pero nunca dijeron nada en el sexenio de Calderón, cuando fueron más de 100 los reporteros ejecutados; entonces no llevaban las cuentas ni emitían opinión alguna, se dedicaban a cobrar su chayote, publicando cuanta mentira les encargaban los funcionarios neoliberales en turno, que con una mano los compraban, mientras con la otra masacraban a aquellos que sí decían la verdad.

No se equivoquen, el estado mexicano hoy no tolera la violencia, especialmente aquella perpetrada en contra de la libertad de opinión. El atentado que tanto polvo levantó entre los chayoteros ya es investigado y vamos a saber de dónde viene. Esperemos que no sea de parte de quienes más beneficiados salieron con el escándalo.

Como dijo el escritor inglés William Shakespeare: “¡Qué hermosa apariencia tiene la falsedad!”.