DRESSER: LA ‘RESISTENTE FEMINISTA ANTIMILITARISTA’ Y EL GOBIERNO DE USA
Se autonombró “La Resistencia”. Acompañada de elementos femeninos reaccionarios que defienden las banderas opositoras, apareció en el Senado de la República, para fijar una postura nada novedosa, en contra de las políticas que impulsa el gobierno del presidente López Obrador.
Denise Dresser encaró a la secretaria general de Morena y senadora en funciones, Citlalli Hernández, a quien entregó un documento donde se expresa la inconformidad de ese grupo, en cuanto a la iniciativa para que la Guardia Nacional tenga mando militar y sea respaldada por las fuerzas armadas durante un periodo mayor al que establece el segundo artículo transitorio que da vida a esa institución.
Como de costumbre, la señora Dresser utiliza el gastado disfraz de la “sociedad civil independiente”, intentando esconder su filiación conservadora, que es de dominio público. Pero no consigue engañar a la senadora de Morena, quien le suelta de frente “la agenda política de ustedes, es muy clara”.
Y en verdad, solo un despistado, o un integrante del segmento conservador, puede sostener que la señora Dresser se mueve en un ámbito apartidista e independiente.
Ricardo Monreal, que intenta aparecer públicamente como el político conciliador dentro de Morena, se encuentra de frente con la señora Dresser y según su costumbre, “se abre al diálogo” de inmediato. Entiende que quieren hacerle una petición y desean formularla públicamente ante los medios de comunicación que se encuentran presentes. Por lo mismo se detiene y pide a Dresser y a sus acompañantes que expresen sus inquietudes.
Pero no es ése el escenario que quiere utilizar este grupo de inconformes. Le indican a Monreal que quieren hacer uso del estrado, donde se dan las declaraciones a los medios de información. La señora Dresser toma del brazo a Monreal e intenta encaminarlo a la zona que han elegido. Se nota la molestia del senador, al grado de librarse de la mano de la “analista política”, pidiéndole respeto hacia su persona.
Una vez instaladas en el área de conferencias, una de las acompañantes de la “politóloga”, hace la declaración del caso, donde se cae en el lugar común que manejan en estos días los grupos de filiación conservadora. Su postura en contra de que la Guardia Nacional, tenga mando militar. Ahí la señora Dresser se autoproclama dirigente de la “resistencia” contra la “militarización” del país.
El protagonismo de la señora Dresser ha sido una constante desde hace bastantes años. Durante gobiernos pasados, esa forma de hacer política en favor del neoliberalismo le trajo beneficios de diversa índole. Hay que recordar las conferencias que le pagaba el PAN a muy buen precio. Tener presente que su participación en diferentes medios de comunicación estuvo asegurada y que mantenía y mantiene una sólida amistad con la esposa del expresidente Felipe Calderón.
Pero con la llegada de la Cuarta Transformación al poder y la toma de conciencia de una sociedad que se politizó en unos cuantos años, la credibilidad de la señora Dresser se vino abajo.
Hoy en día es uno de esos personajes que atacan con furia al gobierno del presidente López Obrador y que mira con rencor a una sociedad mexicana que no hace caso de sus arengas y posicionamientos.
La señora Dresser no convoca. No convence. No tiene credibilidad.
Se manifiesta permanentemente en los medios reaccionarios que mantienen abiertas sus puertas para ella y para todos los que son como ella, en un intento por frenar el avance de la Cuarta Transformación. Pero predica en el desierto, al igual que los demás “intelectuales” reaccionarios.
Hoy en la conferencia mañanera del presidente, Ana Elizabeth García Vilchis, en el “Quién es quien en las mentiras”, informó de algo especialmente importante. El papel que está jugando el gobierno de Estados Unidos, para apuntalar a una oposición mexicana que no encuentra la ruta para recuperar el poder político en el país.
Elizabeth Vilchis señala que el analista de redes, Julián Macías, constató que el director de la fundación norteamericana Atlas Network, de nombre Antony Fisher, fue el responsable de impulsar una de las recientes etiquetas que pedían la renuncia del presidente López Obrador. Atlas Network es un instrumentos de distintas agencias del gobierno norteamericano, señalada por acosar e instrumentar estrategias para desestabilizar a gobiernos democráticos incómodos para Estados Unidos.
Elizabeth Vilchis refiere que se sabe que Atlas Network, cubre salarios a periodistas como Loret de Mola y a asociaciones contrarias a la Cuarta Transformación, como en el caso de Mexicanos “A favor de de la Corrupción”, de Claudio X González. La intención es que los ataques al gobierno se mantengan y sean amplificados en medios de comunicación y redes sociales, por otros actores que también reciben recursos del extranjero.
La señora Dresser fue señalada en el pasado, de ser informante del gobierno norteamericano. Eso es del dominio público y cualquiera puede verificarlo, gogleando un poco.
¿Qué tanto de eso es cierto y que alcance tiene en este momento esta supuesta relación? No se sabe.
Pero la forma en que la señora Dresser ataca al presidente López Obrador y a toda acción de gobierno que se impulse, tiene una clara similitud con las manera utilizadas por Carlos Loret en sus entregas periodísticas. Es lanzarse en contra del presidente un día sí y el otro también. Nada que promueva este gobierno les parecerá acertado. Es la descalificación permanente a un Proyecto Nacional, respaldado por millones de mexicanos.
Para hablar de militarización del país y exigir un mando civil como una alternativa sana en cuestiones de seguridad, habría que cerrar los ojos y olvidar lo sucedido durante el gobierno de Felipe Calderón, con la Policía Federal.
El mando de la misma quedó en manos de un civil. Genaro García Luna. Y los resultados de esta gestión, son de dominio público. Un desastre que provocó alianzas con el crimen organizado. Violencia y muerte generalizadas. Miedo en el ciudadano que temía salir diariamente a realizar sus actividades, sin saber si volvería a casa.
La “resistencia” de la señora Dresser no es en contra de la “militarización”. Es el ataque acostumbrado en contra del presidente. Es una acción política de corte reaccionario.
Esa “resistencia” es un engaño. No existe. Es politiquería, según la define el presidente.
Y si en verdad hay “resistencia” de parte de la señora Dresser, la misma es muy pequeña. Insignificante.
Tan pequeña como la de la plancha que dice Ricardo Salinas Pliego que la señora Dresser sacó a crédito en Elektra y aún no termina de pagar.
Así.
Malthus Gamba