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Dos meses en el sur
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Dos meses en el sur

Por: Pablo Meléndez
@jpms1500

Es complejo hablar de la política de otros países, aun cuando se estudia a fondo ya que existen muchos trasfondos e interpretaciones que alguien externo va a lograr entender en poco tiempo, es por ello que la única base para hacer algo así es a través de los resultados.

El entorno político de Chile parece ser, desde mi perspectiva, un símil de la política mexicana de hace doce años, en la que ciertas conveniencias se anteponen a las necesidades sociales, sin embargo estamos hablando de un país cuya población es de 19,6 millones de personas, cien veces más pequeña que la de México.

País que vivió una dictadura y que se repuso después de una larga movilización civil por la libertad, el país más largo del mundo se congratula de grandes logros, pese a una dolorosa inflación, aparatos electrónicos como: televisores y teléfonos celulares, tienen costos significativamente más baratos que en México, por lo que surge la pregunta ¿entonces de qué sirve el TLC de norteamérica que nos proveería de mejores precios?

A lo anterior hay que señalar que Chile hoy tiene el tercer mayor salario mínimo de la región, pese a los aumentos recientes. Pero por otro lado, era imposible consumir comida corrida (menú como ellos le llaman) fuera de casa con menos de $5,000 pesos chilenos (aproximadamente $100 pesos mexicanos), además que su canasta básica es cara, pero siempre es posible encontrar un buen vino a $20 pesos mexicanos).

Este domingo también se votó por la elección de una constitución nueva para Chile, que pese a las críticas y todo aquello que podría estar mal con ella, significaba una vuelta de hoja distinta a la constitución actual que se elaboró a manos de Pinochet (lo que para muchos es considerado el periodo más oscura de su historia) pero las voces críticas del nuevo documento (incluyendo al actual presidente Boric), la sensación desde el exterior era que en realidad no se sabía lo que estaba mal con la nueva constitución y era extraña la manera en que se rechazaba con lemas sensacionalistas como: “liberarán a todos los narcos” pero que no te explicaban por qué. Al final el nuevo documento fue rechazado y queda una sensación de incertidumbre por lo que desde el exterior creemos saber de Chile, que contrasta con lo que está ocurriendo dentro.

Por el otro lado, Argentina se pregunta si realizó una buena elección en el surgimiento del “Trump argentino”, sin embargo ninguna de las políticas de Trump llegó a ser tan convulsa como la del primer día de Milei a la presidencia, en su primer día el precio del dólar pasó de los $400 a los $800 pesos argentinos por dólar, un duro revés a lo que se esperaba del nacionalismo argentino; mientras tanto en el norte los pseudo intelectuales mexicanos se esfuerzan para hacer creer que la fortaleza del peso frente al dólar no es importante para el país.

Apenas el domingo pasado, Milei tomaba posesión como presidente entre festejos y alegría, una semana después en la calle y en el teatro le gritan con viva voz “Milei basura vos sos la dictadura”. Cuando me preguntaban mi opinión de Milei, mi respuesta era que no podía opinar de la política extranjera, no es algo que me incumbe, sin embargo reiteraba constantemente mi deseo de que les fuera bien y que el cambio diera dirección al país.

De pronto un influencer argentino (Ariel) le aconseja a Milei que debe tomar el teléfono y hablar con “el señor López Obrador” para que le pida consejo de cómo lograr recuperar la economía de un país.

Sin embargo nada de lo anterior me enorgullece, lo contrario me muestra lo separados que estamos como naciones hermanas, más de un latinoamericano me ha señalado que México tenía la posibilidad de liderar el progreso y la hermandad del continente, teniendo una grata imagen de todos, ya sea porque los apoyamos en sus momentos de mayor necesidad o por la simple cultura que siempre es llamativa y alegre a los ojos de los extranjeros; pero me reclaman que terminamos mirando al norte (con los tecnócratas) y nos alejamos de la hermandad latinoamericana.

Pero algún día existirá ese tren que parta del abrasador desierto mexicano y llegue a la gélida Patagonia, los estudiantes pagarán una cuota mínima y podrán elegir estudiar en Brasil, enamorarse en Perú y jubilarse en Montevideo.

Cuando llegue ese día, la decisión de migrar a USA será sólo por una situación muy particular, pues las oportunidades, ventajas y emociones que puede ofrecer el continente pueden ser mucho más atractivas. Mientras tanto y con una mano en el corazón deseo que esos cambios por los que están apostando chilenos, argentino y peruanos les lleve a mejores puertos.

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