CUIDADO CON EL PERIODISMO OPORTUNISTA
El día de ayer, aparece una gráfica en el diario El Economista, que revela un dato por demás interesante. Se trata del nivel de credibilidad que disfruta el periodismo nacional, comparado con el grado de aceptación que tiene en el resto del mundo, la prensa tradicional.
Mientras la aceptación social en otros países, ronda el 40%, en México solo el 36% de los ciudadanos tiene confianza en la información que le llega a través de los medios de comunicación que manejan personajes o empresas conservadoras. Pero no solo es eso. Esa caída en la credibilidad es consistente y sigue hacia abajo. En 2019, los medios informativos reaccionarios tenían un 50% de credibilidad y en el corto plazo, han perdido la confianza de la gente, al ser evidente que manipulan la información en favor de intereses particulares o de grupos de poder.
Esa prensa tiende a desaparecer poco a poco y solo se sostiene por la inversión que hacen en ella los viejos traficantes de influencias, que pueden darse el lujo de aceptar ese tipo de millonarias pérdidas, a cambio de intentar manipular la conciencia social a futuro.
En un futuro donde no exista más el Movimiento de Transformación.
¿Quién está ocupando ese enorme espacio que dejó de ser controlado por los medios masivos de comunicación?
Las redes sociales son el vehículo por donde corre en este momento, información fresca, que puede ser evaluada y comparada por el sector social joven, que prefiere informarse de manera rápida y directa.
Hay distintas plataformas dedicadas a la comunicación, donde el periodismo se hace de modo diferente. Portales informativos, canales de Youtube, blogs e hilos en Twitter y Facebook, tienen día con día más seguidores.
Ellos son quienes ocupan el espacio que dejan vacío los antiguos comunicadores, hoy en descrédito.
Es una revolución en la comunicación que cambia por completo la visión de la realidad que llega a los ciudadanos.
Sin embargo, el riesgo de que alguno de estos nuevos espacios se contamine con los vicios de la antigua prensa “chayotera”, está latente.
Y eso lo podemos ver en estos momentos, cuando el Movimiento de Transformación se encuentra enfrascado en una contienda interna, para nombrar a su Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.
Vemos en redes sociales, como poco a poco, varios de estos periodistas, van tomando partido por alguna de las “corcholatas” que compiten por el puesto señalado. Y eso está bien. Es su derecho y tienen la capacidad suficiente para realizar campaña en favor de quien deseen apoyar.
La libertad de expresión está garantizada y a nadie se le impide expresar sus ideas, del modo que mejor le convenga.
Pero la credibilidad es una calidad que cuesta trabajo ganar y que si se llega a perder, es difícil de recuperar.
Hay medios informativos que en este momento, se unen a la guerra sucia en contra de las “corcholatas” que no son de su agrado. Y hay “tontos” que creen ayudar a una “corcholata”, cuando en realidad la hacen ver mal.
El día de ayer, El Universal publica una nota firmada por Hernán Gómez Bruera, en la que se lanza en “defensa” de una de las tres “corcholatas” con posibilidad real de tirunfo, en estos términos:
Nos dice que no tiene carisma, ni le interesa tenerlo. Pero que eso no importa, porque ha demostrado eficiencia en el cargo y siempre entrega resultados. Que es dura con su personal, al que le exige el máximo esfuerzo. Que no tolera que su gente le mienta y que ha sacado a subordinados de su despacho, cuando la mentira que le expresan, es evidente. Que es de mano dura.
Eso dice.
Nosotros vemos a las tres “corcholatas” intentando ganar el favor de la gente y con ello, la intensión del voto a su favor, al momento de celebrarse la encuesta nacional.
No vemos a alguien desinteresado en ser una política, o un político agradable a los ojos del Pueblo. Los tres competidores intentan hacer “clic” con los ciudadanos. La visión que da Hernán, es la del jefe autoritario, a quien su personal no respeta por su trato, sino porque teme sus decisiones nacidas del enojo. Eso no es apoyo y uno no acaba de entender qué persigue Hernán con esta “defensa” tan cuestionable.
Otro caso que podemos ver, es el el portal noticioso Contralínea. Aquí se trata de periodistas profesionales, dedicados en buena parte a la investigación. No son aficionados y saben bien el valor de los tiempos políticos y la repercusión que puede tener una nota, si ésta se publica en el tiempo exacto.
Contralínea dice haber hecho un trabajo serio de investigación, sobre un expediente armado, valorado y desestimado, durante la administración del presidente Peña Nieto. Ese expediente involucraría de alguna manera a una de las tres “corcholatas” señaladas,
¿Por que detonan su investigación en este preciso momento? No se sabe. Pero han insistido en que desean respuestas de esa “corcholata”, a pesar de que es un asunto cerrado.
Sin embargo, es difícil que justo en medio de este proceso de selección, que ya tiene meses preparándose, el involucrado considere oportuno abrir un debate que tiene clara intención de debilitarlo. Y por lo mismo, no ha accedido a responder con datos personales, que lo pueden desgatar innecesariamente.
Hoy en la Conferencia Mañanera, un reportero de Contralínea preguntó al presidente López Obrador esto: “Presidente ¿Usted vería bien que un político o “corcholata” como… le sucediera en la presidencia del país, a pesar de las dudas que quedan después de que en forma inexplicable, la Procuraduría del sexenio pasado, cerró un expediente en su contra?”
Esa pregunta tiene toda la intención de golpear a esa “corcholata”. Es un golpe bajo, sucio y forma parte de la guerra sucia que vemos a diario en medios de comunicación y redes sociales.
El presidente dijo no querer opinar sobre esos temas, pero que contestaría a la pregunta: “Voy a defender a … porque a mí me consta que fue perseguido políticamente durante el sexenio pasado. Y aunque no conozco el expediente, me parece raro que lo cerrara el gobierno que lo perseguía, si algo sucio se encontraba en él”.
Contralínea será todo lo serio que se quiera en sus investigaciones. Igual credibilidad tuvo Proceso, que hoy está a un paso de desaparecer, por haber intentado manipular información.
Intentar tirar a una “corcholata” para favorecer a otra, es algo que se asemeja al viejo periodismo “chayotero” que hoy está a nivel del piso.
La defensa de Contralínea es que en este momento, se debe estudiar e investigar la trayectoria de todas las “corcholatas” y puede ser cierto, si esto se hace de manera profesional y sin tendencia a favor o en contra de alguna.
Pero también es cierto que es en este momento, cuando todo medio de información debe estar también bajo la lupa ciudadana.
Ver cuáles de ellos se mantienen profesionales y comprometidos con la verdad y cuáles ya buscan acomodo para conseguir beneficios en la nueva administración que tomará las riendas del país, a partir del 2024.
Hay “cargada” de medios, en favor de una u otra “corcholata”.
Y está bien, mientras no se mienta, se calumnie, se invente y se falte a la verdad.
Porque “Lo que no suena lógico, suena a metálico”.
Y la sociedad se da cuenta de eso.
Ahora, a nadie engañan.
Malthus Gamba