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EL PELIGRO DEL SECTARISMO
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EL PELIGRO DEL SECTARISMO

Estamos a días de que dé inicio la campaña electoral más grande que registre la historia del país. “Un momento estelar”, diría el presidente López Obrador.
Y no obstante eso, hay voces en redes sociales que continúan pidiendo la salida inmediata de Mario Delgado y Citlalli Hernández, de la dirigencia de Morena.

¿Hay que hacer caso a su petición? ¿Hay que descabezar al partido en el momento menos conveniente para el Movimiento? ¿Dan opciones para enfrentar un reto tan grande? ¿A quiénes proponen para ocupar los dos puestos clave dentro del partido?

En realidad, no hay propuestas, o alternativas para mitigar el daño que provocaría el acceder a sus demandas.

Estamos a días del proceso electoral de este año y estas mismas voces están inconformes con algunas candidaturas que fueron ganadas en las encuestas realizadas por el partido y casas especializadas en estudios demoscópicos, por políticos de reciente llegada al partido. No quieren “chapulines” de reciente afiliación y llaman al voto dividido en estos casos. Votar por Claudia Sheinbaum en la boleta presidencial, pero no por Morena y aliados, en las relativas a los puestos de elección, donde el candidato es considerado “chapulín”.

¿Hay algún beneficio para el Movimiento si se adopta masivamente esta conducta? ¿Dañamos o beneficiamos a los partidos políticos conservadores con esto? ¿Hay algo positivo que se aporte al siguiente gobierno de Morena, si negamos el voto a ciertos candidatos?

Nada han dicho al respecto quienes desalientan el voto parejo en favor del Movimiento, en todos los cargos que estarán en disputa.

Estas voces tampoco están de acuerdo en las candidaturas que ganan en encuestas, familiares de militantes con antecedentes de haber sido negligentes en sus espacios políticos, dentro del actual gobierno. El ejemplo más claro, se da en las alcaldías de la Ciudad de México. En la Cuauhtémoc, están en contra de la candidatura ganada por la hija de Ricardo Monreal. Les molesta que quien “apadrinó” políticamente a Sandra Cuevas y la defendió cuando cometió errores y abusos evidentes, mantenga su presencia en la alcaldía a través de su hija. Incluso señalan que la hoy candidata de Morena, también hizo campaña en favor de Sandra Cuevas, Por lo mismo, llaman a no votar por ella.

¿Qué debe hacer entonces la gente de esa alcaldía, que está mayoritariamente a favor del Movimiento? ¿Abandonar la cancha y perder por default? ¿Eso traerá algún beneficio a la Cuauhtémoc y su gente? ¿Hay algo rescatable en esta elección, si se acepta no votar por la candidata de Morena?
Los descontentos nada han dicho al respecto.

Y podemos seguir.

A estas voces no les gusta el método de encuestas y hablan de manipulación de las mismas, pero sin presentar prueba alguna que acredite sus dichos.

Señalan que son la voz mayoritaria del Movimiento, pero sin que haya medición alguna que respalde esta dudosa mayoría.

Dicen ser “defensores del estatuto del partido”, pero algunos proponen elecciones internas para definir candidatos en sustitución de la encuesta.

En realidad, se trata de personajes que tienen cierto peso en redes sociales, pero que paradójicamente, pesan poco a nivel territorio.

Aquí dejo mi opinión sobre ellos y su postura política.

Se trata de un grupo “sectario”, que intenta imponer “su” verdad, como si ésta fuera compartida por la amplia mayoría de militantes y simpatizantes del Movimiento.
En realidad, el Movimiento es muy amplio y hay visiones distintas que deben convivir y no chocar unas con otras. La unidad ha sido fundamental en el crecimiento y cimentación del Cambio. Ningún colectivo o personaje representa, o habla por el Movimiento.

No les gusta el calificativo de “sectarios”. Y creo que tampoco les gustarían otros que aplican a su conducta, como lo son “doctrinarios”, o “dogmáticos”

Todos esos adjetivos son de vieja creación y propios de la izquierda mundial. “Doctrinario” es el que no quiere que el movimiento se aparte un paso, fuera de lo que marcan las reglas escritas. El “dogmático” ve como reliquia sagrada lo ya escrito y lo nuevo que aparece en el camino, es rechazado, o visto como sacrilegio.

Algunos de ellos han llegado al punto de rechazar lo que ha dicho el presidente López Obrador, sobre las encuestas, las candidaturas externas, la necesidad de cambio y ajuste permanente, que entraña la construcción de una ruta novedosa. De hacer de la política una herramienta de construcción.

El su último libro sobre temas políticos, el presidente nos dice esto:

“Con este ejemplo, podemos ver qué tan importante es la postulación de candidatos externos. Cuanta mayor apertura, mejor. Cuando se lucha por hacer valer la democracia, no es aceptable el maniqueísmo. Los políticos no se dividen entre buenos y malos; se distinguen, sobre todo, por su forma de actuar ante determinadas circunstancias. Los fundadores del PRD no éramos los únicos con derecho a participar. Repetía y repetía: el PRD no es de nadie, no tiene dueño, es de todos…no se trata de buenos y malos, o de quien llegó primero. Esto tiene que ver con la congruencia. Puede tratarse de una persona que viene del PRI, pero que al momento de tomar postura y comenzar a actuar en el movimiento popular, en el movimiento de izquierda, tiene una actitud distinta. No se puede cuestionar o juzgar a priori, a rajatabla. Hay que cuidar los principios, pero debe concederse el beneficio de la duda”

Y también: “No estamos para ponernos muy exigentes, para exquisiteces, para decir: Este compañero sí; éste no. Éste tiene una manchita, este otro no es puro. Así no se puede. La política la hacen hombres y mujeres. No se hace con santos”

Ese libro es el legado político que nos deja López Obrador al final de su sexenio, según sus propias palabras. Es la esencia del obradorismo y la conducta que le hemos visto poner en práctica, a lo largo de la ruta para alcanzar la verdadera democracia.

Si hay quienes respaldan el sectarismo, también están quienes rechazan su desinformación y visión limitada.

Por ejemplo, en la alcaldía Cuauhtémoc, el rechazo hacia la candidata de Morena no es alto. Soy tercera generación viviendo en el Centro Histórico y platico con mucha gente. La opinión en la calle es muy distinta a la que se difunde en redes sociales. La situación es muy distinta a la del 2018, cuando llega Sandra Cuevas. Los Servidores de la Nación, han hecho presencia permanente en la alcaldía. Han apoyado a la gente mayor, en el trámite de los programas sociales.

Ayudando a los que menos tienen, en el trámite de créditos del gobierno de la Ciudad, para emprender pequeños negocios. Tramitado ayuda a madres trabajadoras y personas discapacitadas. Creando grupos vecinales, para atender problemas de inseguridad. Llevando a las autoridades locales a los domicilios de la gente que requiere atención.

El gobierno de la Ciudad y la estructura de Morena han trabajado mucho en la Cuauhtémoc y esta alcaldía va a ser recuperada por la izquierda.
Sin embargo, el sectarismo miente al señalar que estamos viviendo la misma situación que permitió el triunfo de Sandra Cuevas, que hoy es rechazada en forma mayoritaria por la población local.

El Movimiento requiere en este momento electoral, de propuestas. No de rupturas. De unidad. No de llamados a la división.
La presidencia de la república está asegurada con Claudia Sheinbaum. Pero necesitamos mayoría calificada en el Congreso. Y esto solo lo consigue el voto parejo por Morena y aliados.

Los problemas internos del partido, pueden esperar solución para después del proceso electoral.

Porque hay algo más. Después de elecciones, Mario Delgado y Citlalli Hernández, rinden su informe sobre resultados en el proceso y terminan su periodo en la dirigencia de Morena. Habrá encuestas para elegir nuevo presidente y secretaria del partido, con todos los cambios que esto conlleva.
Y este “golpeteo” sistemático a quienes hoy dirigen el partido, también tiene como meta posicionar convenientemente a determinado grupo político dentro de Morena.
Desacreditar al oponente interno, también está en el radar de algunos sectarios.

Este es solo un punto de vista personal y nada tiene que ver con quienes en forma sincera, manifiestan una postura política distinta y proponen otras vías para el Cambio.

El sectario es el que solo reconoce como auténtica “su” verdad y pretende hablar a nombre de todos. El que está en contra de lo que otros construyen, sin tener propuestas para suplir lo que intenta derribar.

Malthus Gamba

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