La rabia de unos pocos
Por: Serafín Morón
@elcriticopol
La democracia es uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad moderna y su existencia garantiza la igualdad y el bienestar de todos sus ciudadanos. No obstante, cuando solo unos pocos tienen el poder de cambiar la voluntad de millones, la democracia está en peligro. En México, esta situación es una realidad que no podemos ignorar. Es un hecho que once personas, que nunca fueron votadas, tienen el poder de decidir sobre millones.
Desde un punto de vista demócrata, esto es inaceptable. La democracia se basa en el principio de que todos los ciudadanos tienen voz y voto, y que el poder reside en el pueblo. Sin embargo, desde un punto de vista autoritario y dictatorial, esto podría considerarse justo. Esto nos lleva a cuestionar si la democracia mexicana se encuentra en riesgo de caer en una tiranía de unos cuantos, de unos poquísimos que se han otorgado a sí mismos casi poderes divinos.
Estos poquísimos tienen la capacidad de modificar, inventar, eliminar e incluso malversar las leyes con tal de salir siempre favorecidos. No responden al pueblo, responden a sus propios intereses y a los de sus patrocinadores. Esta situación es insostenible, ya que la democracia busca el bienestar de todos o al menos el de la mayoría. Es por eso que se dice que en México no existía la democracia hasta que llegó Andrés Manuel López Obrador a la presidencia.
Anteriormente, los mexicanos nos conformábamos con las sobras que aventaban los oligarcas. Mientras ellos absorbían todos los ingresos por entregar los recursos naturales a empresas extranjeras, el pueblo de México seguía hundido en la miseria. Esto fue así por casi 100 años, durante el prianismo, que fue una dictadura disfrazada. Hoy, esos mismos mantienen el poder desde la suprema corte de justicia. Es por este motivo que la suprema corte de justicia no trabaja para los mexicanos, trabaja para ese vestigio dictatorial que aún sobrevive y que le cuesta mucho a los mexicanos.
Tocqueville le tenía miedo a las mayorías porque decía que se podían convertir en una tiranía, pero hoy nos demuestran que la tiranía de las minorías es peor. No les importa nadie más, solo protegen sus propios intereses. Los mexicanos no necesitan tener poderes que sirvan a las empresas. El trabajo del gobierno es procurar el bienestar de sus gobernados. Si alguna parte de este gobierno no procura este bienestar, lo mejor es desaparecerla. México necesita una democracia real, donde la voz del pueblo sea escuchada y respetada. No podemos permitir que unos pocos decidan sobre el destino de millones de personas.