Ahora, cuadros jóvenes a Morena

Postigo
Por José García Sánchez
@Josangasa3

Es común señalar que la oposición carece de cuadros, las críticas provienen por lo regular de quienes simpatizan con Morena. Totalmente justificado el juicio y acertada la apreciación; sin embargo, el partido en el poder no puede decir que cuenta con cuadros de sus bases, preparados en sus raíces.
La gran mayoría de los cuadros de Morena tienen dos características, la primera es que vienen de otro partido, principalmente del PRI, lo cual ha sido blanco de críticas de la oposición, incluso desde adentro. Esta situación impulsó un añadido al artículo sexto de los estatutos. Esto arroja un factor natural de trayectoria de los cuadros que es la edad.

Así, la segunda característica es que no existen cuadros creados desde el nacimiento del partido, que si bien cuenta con 12 años de existencia, se perdieron los primeros en cuanto a preparación de cuadros de personas que hayan surgido de su nacimiento.

A pesar de que Morena no tiene cuadros jóvenes para cargos de elección popular, surge una iniciativa acerca de que a los 18 años puedan ser diputados y a los 25 secretarios de Estado. Habrá que capacitarlos con mayor atención.
Si ponemos algunos ejemplos podemos ver que la tarea de preparación de cuadro no sólo está rezagada sino desfasada con la realidad porque para la Presidencia de la República en morena encontramos que el más joven es Adán Augusto López, (PRI, PRD, Morena) quien tiene 50 años; de ahí sigue Claudia Sheinbaum, (PRD, Morena) con 51; y el mayor de los precandidatos es Marcelo Ebrard, (PRI, PCD, PRD, MC, Morena), quien el 10 de octubre cumplirá 64 años.

En sus precandidatos para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, la situación no es distinta: el más joven es Omar García Harfuch, uno de los dos precandidatos cuya militancia política nace en Morena, tiene 41 años; le sigue Mario Delgado, (PRD, Morena), quien cuenta con 51 años; luego, Clara Brugada, (PRD, Morena), con 60 años; y, por último, la otra precandidata que nace políticamente en el partido en el poder es Rosa Isela Rodríguez, quien cumplirá 64 años el 5 de septiembre.

Morena comienza a tener cuadros propios muy lentamente, casi tan despacio como incorpora cuadros jóvenes que justifiquen, en los hechos, la iniciativa de darles espacios políticos que anteriormente eran responsabilidad de personas maduras. Sin embargo, ahí están Andrea Chávez, quien impulsó esa reforma, Julieta Ramírez, Citlalli Hernández, Hamlet Almaguer, Eurípides Flores, como legisladores, Luis María Alcalde, como secretaria del Trabajo, entre otras y otros.

Desde este momento deberían estar capacitándose en la escuela de cuadros de Morena, que es una de sus áreas más jóvenes, peor que exigen de mayor atención porque son la guía de la continuidad de la cuarta transformación.
Además, tendría que allanarse el camino a esos jóvenes que podrían ser diputados a los 18 años y funcionaros públicos a los 25, quienes deberán reflejar la idea clara de lo que representan a través de una escuela de cuadros de muy alto nivel.

De ahí que se hace necesario que, aunque sea de manera virtual, quien debe tener la directriz de dicho centro de capacitación política sería el actual Presidente. No sólo se rescataría la trascendencia de un núcleo de formación política partidista extraviado en el pragmatismo electoral que terminó por contagiar a todos los partidos, sino que servirá para dar un cauce de permanente evolución a la concreción de una auténtica Cuarta Transformación, porque ninguna de las anteriores transformaciones se consumó en seis años.

Porque la escuela de cuadros en la columna vertebral de la 4T, su garantía de sobrevivencia, nadie más adecuado para preservar su idea política que Andrés Manuel López Obrador.

El actual Presidente dejaría una gran tarea a otros, y algunos de ellos, no tienen clara la concepción esencial del proyecto. Ojalá no abandone por completo la política, dejando un hueco en la capacitación de un partido que, de no ser hilvanado con su figura en la capacitación de cuadros, podría desmoronarse.