En la opinión de Elí González
@calacuayoMX
El ‘cinicazo’ Felipe Calderón argumenta que no se enteró de que su secretario de seguridad pública trabajaba para el narcotráfico. Dice que no sabía, pero mandó encarcelar a quien se lo advirtió.
Tal parece que la amnesia, la ignorancia y el secreto, son la disciplina en esa familia, pues Margarita Zavala dice que no sabía que Calderón presionó, mediante Fernando Gómez Mont, al magistrado de la Suprema Corte para que sus familiares quedaran impunes por la muerte de los 49 niños en el incendio de la guardería ABC.
De todo lo que pasaba en ese sexenio, ni Calderón, ni su esposa se enteraron de nada. Tampoco saben que los muertos de su guerra, rondan los 300 mil, los desaparecidos cerca de 45 mil y los desplazados los 2 millones.
Es vergonzoso que México haya elegido a tremendos criminales. El sexenio de Calderón lo componían legítimos traficantes de influencias en todas sus áreas. La ignorancia fue usada como una táctica política para justificar que militares y policías federales se lanzaran a una matanza que trascendió su sexenio y que aún sigue una inercia.
La estrategia de guerra no era necesaria y Calderón lo sabía, pues en la tendencia de homicidios había bajado 20% y los delitos eran el asalto, robos, secuestros. Cuando la criminalidad iba a la baja, decidió anteponer los balazos a la inteligencia.
Centenares de miles de vidas se perdieron por la decisión de un diminuto, pestilente y despreciable sujeto llamado Felipe Calderón Hinojosa. Ahora el muy cínico se atreve a criticar al gobierno, por algo que no está comprobado. De verdad que a ese personaje tan obscuro más le valdría mantenerse callado y esperar que la justicia le llegue.
Lo que le respondió Mario Delgado es el sentir de los mexicanos:
“Cinismo es que los altos funcionarios de tu gobierno hayan sido parte del narco y hoy, sin autoridad moral alguna, pretendas dar lecciones de cómo gobernar. Al pueblo de México no se le olvida que convertiste a nuestro país en un cementerio gracias a tu guerra fallida. Espurio”.
Calderón debió renunciar a su guerra desde 2009 porque ese año hubo una ejecución cada hora. Los medios de comunicación mostraban a personas colgadas, decapitadas, narco-mantas. Y nadie decía que el gobierno era el responsable como lo hacen ahora.
El cinismo en su máxima expresión es que los narco policías de Felipe Calderón, presentaban a los narcos, esposados, todos con camisas Polo. Por supuesto algunos no eran narcos ni secuestradores, eran solo montajes para quedar bien a nivel nacional.
García Luna, Luis Cárdenas Palomino, Facundo Rosas, eran presentados como super policías, cuando Felipe Calderón sabía que no eran más que narcotraficantes.
Felipe Calderón decía que debía exterminar al narcotráfico, pues no iban a ser más poderosos que el Estado. ¿Y qué pasó? Puso la seguridad nacional en manos del narconegocio, al mando de García Luna.
Y para colmo, tan diminuto personaje presionaba al poder judicial para hacer del país su negocio. Pues 9 de cada 10 “capos” que presentaban a los medios de comunicación salían libres. Y cómo no, si Genaro García Luna, era parte del negocio. Pero Calderón dice que no supo.
Felipe Calderón desató esa guerra para dos cosas: para legitimarse y como negocio. Y sabiendo que el poder judicial estaba de su lado, que los tribunales aplicarán el mandato del avestruz o ceguera voluntaria para no enfrentar la cárcel, abusa y brilla como cinicazo.
No olvidemos que el comisionado de la policía federal, Javier Herrera Valles, le mandó dos cartas asegurando que García Luna era narcotraficante. Seis meses después, lo metieron a la cárcel. De igual forma, el magistrado de la Suprema Corte ha relatado, desde hace una década, que Felipe Calderón envió a su secretario de Gobernación para no imputarle un delito de homicidio contra los 49 niños quemados en la guardería de una prima de Margarita Zavala.
Yo como muchos más mexicanos preferimos los abrazos y no los balazos, pues los balazos bañaron de sangre nuestro país.