Los zapatos de AMLO: Dignifican y ennoblecen a quien los ha usado por mucho tiempo
¿Cuántas campañas sucias ha perpetrado la derecha conservadora, desde que López Obrador asumió la presidencia de este país?
No creo que alguien recuerde con precisión este dato. Algunos de sus intentos han tenido una difusión más amplia que otros. Se ve que, en ocasiones, el grupo conservador se ha preocupado por la calidad de su producto y por lo mismo, aunque el impacto alcanzado a nivel social sea mínimo, queda constancia de que se elaboró un proyecto sólido para restarle prestigio al presidente.
Aquí recuerdo la campaña negra en favor del huachicol, donde se decía que el caldo saldría más caro que las albóndigas.
También, la intensa campaña a favor del nuevo aeropuerto en Texcoco, donde se apostó mucho al mantenimiento de un proyecto, que finalmente fue cancelado. Todo el dinero y el supuesto poder de la prensa conservadora, fueron insuficientes para salvar un gran negocio empresarial, ideado en el lugar menos apropiado para la construcción de un aeropuerto.
La Guardia Nacional, dio motivo al grupo conservador, para emprender un nuevo ataque a la imagen presidencial, construyendo escenarios donde la violación a los derechos humanos se intensificaba con la implementación de esta nueva agrupación de seguridad. Al final, todas las fuerzas políticas, por amplia mayoría, votaron a favor de los cambios constitucionales que aprueban la formación y actividad de esta Guardia.
Esos son los episodios memorables para la derecha nacional. Batallas que se perdieron siempre, pero donde se combatió con ahínco y determinación hasta el final. El triunfo les ha estado negado, pero la voluntad ha quedado manifiesta.
Hay otras acciones que en realidad no deben darle mucho orgullo a la derecha. Por ejemplo, los tuits de Vicente Fox, en favor del neoliberalismo, son un lamentable ejemplo de lo que nunca debe hacer un expresidente, por muy identificado y comprometido que esté con la causa conservadora. La carta que Marko Cortés, en su calidad del presidente del PAN, presentó en la OEA, donde se argumenta que López Obrador prepara el camino para su reelección. Una falta total de tacto, al renunciar a la soberanía nacional. Un partido político no puede solicitar la intervención de organismos internacionales, por presunciones que no se justifican con lo que realmente está sucediendo. No hay elementos para hablar de un intento de reelección.
Como se ve, hemos tenido muchas campañas negras durante estos primeros cuatro meses de gobierno. Vimos campañas buenas y bien estructuradas e intentos desafortunados que solo han movido a risa, o a indiferencia generalizada.
Pero me parece que no habíamos sido testigos aún, de acciones en contra del gobierno de López Obrador, que rayaran en lo absurdo y ridículo. Al menos hasta hace unos días.
El primer caso, tiene que ver con el reciente libro de Francisco Martín del Campo. Es una novela donde da, por cierto, en uno de sus capítulos, que, entre el actual presidente y Enrique Peña Nieto, hubo un arreglo para que no se persiguiera penalmente al segundo señalado, por algún eventual delito cometido durante su mandato. El autor confiesa no tener pruebas o evidencias sobre tal hecho, pero nos dice que, en base a la práctica del “periodismo de ficción” puede asegurar que así sucedió. Muchos comentócratas dieron difusión a la noticia. Lo malo para ellos, fue que esta nota solo movió a risa y dejó en total descrédito al escritor.
Sin embargo, las palmas a la peor campaña impulsada por la derecha conservadora, se la lleva la noticia difundida el día de ayer y que tiene que ver con “los zapatos de López Obrador”.
Como todo mundo sabe, al presidente no le preocupa en lo mínimo presentar una imagen donde brille lo ostentoso, la elegancia que se sujeta a la moda, o el lujo que proporciona la ropa adquirida en casas donde una prenda de vestir, cuesta más de lo que reciben cien familias que ganan el salario mínimo.
El presidente es discreto en el vestir y no está al pendiente de los pequeños detalles que otros mandatarios han cuidado mucho a la hora de salir en la foto.
Y esta nueva campaña de desprestigio, tiene que ver precisamente con una fotografía, donde se puede apreciar que el calzado de Andrés Manuel, está gastado. Son los zapatos de una persona acostumbrada a caminar mucho. Alguien que no descansa en la confortable oficina, sino que prefiere visitar los municipios del país, para constatar el estado real que guarda la nación.
Los zapatos del presidente, son los de quien recorre incansablemente el territorio que gobierna. No es el calzado lujoso que usaron los mandatarios del neoliberalismo. Son unos zapatos parecidos a los del obrero, el empleado, el maestro, el estudiante que salen diariamente del hogar, para cumplir con un trabajo honesto y productivo.
La derecha conservadora pretendió desvirtuar la imagen presidencial, burlándose del estado de esos zapatos.
Y no pudo.
Esos zapatos dignifican y ennoblecen a quien los ha usado por mucho tiempo. No son el calzado del neoliberal que compra lujos, a costa del erario. No son los zapatos de quien se desentiende de sus obligaciones, delegando la función de gobierno a sus secretarios. Son en realidad la evidencia de que el presidente trabaja desde las cinco de la mañana hasta las diez de la noche incansablemente, caminando, recorriendo, enterándose de todo.
Esta, creo yo, ha sido la peor idea que han tenido los conservadores en estos últimos cuatro meses.
No pueden manipular a los ciudadanos mexicanos. No aceptamos guerras de lodo. Y menos cuando se construyen con ocurrencias estúpidas, que solo exhiben la total carencia de argumentos, por parte de un conservadurismo derrotado y falto de rumbo.
Los zapatos del presidente, en realidad, se constituyen en un ejemplo para quienes pretendemos un cambio de país, en base en el trabajo y el esfuerzo diario.
Y en base a ese ejemplo honesto, podemos decir: tenemos presidente.
Malthus Gamba