The Economist, “El falso mesías” y la Escuela de Chicago
Textos y Contextos
Por: Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera
La semana pasada, trascendió de forma inevitable la editorial del semanario británico “The Economist”, titulada “El falso mesías”, referenciando al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Llama la atención que, a pocos días de las elecciones del 6 de junio, un medio de comunicación tan grande se dé el gusto de examinar a un mandatario de otro continente.
No analizaremos el contenido del texto, sino las formas y el porqué de publicar tan rotundo encabezado, que al final, de alguna forma, terminó beneficiando más al propio presidente, debido a que los grandes medios de información empresariales olvidan que las estructuras en la comunicación han cambiado.
Para mayor profundidad, debemos abordar a la Escuela de Chicago, también conocida como la Mass Comunication Research, una línea de investigación que se apoderó de gran parte de los sociólogos, comunicólogos y psicólogos del Siglo XX; surgida a inicios de los años treinta, su objetivo era comprender el impacto y los efectos que tenían los medios informativos en la sociedad; auspiciada por el gobierno de los Estados Unidos, el punto clave era deconstruir la dinámica grupal para lograr insertar mensajes y así manipular la conducta de las personas a niveles macro.
En principio el objetivo era meramente político, se buscaba que investigadores como Harold Laswell y Paul Felix Lazarsfeld dieran respuesta a preguntas como: ¿por qué vota la gente?, ¿por qué vota por tal o cuál candidato?, ¿Cómo toman sus decisiones las personas?… Con ello, se trataría de focalizar mejor el esfuerzo informativo a través de los periódicos, la radio, el cine y a la postre, la televisión.
Así surgió, por ejemplo, la teoría de los Líderes de Opinión, cuando dentro de las investigaciones, la Escuela de Chicago descubrió que la gente compraba más los periódicos que incluían columnas editoriales que los que sólo contenían noticias de mero corte informativo. El sistema comenzó entonces a posicionar personajes que fueran “guiando” de alguna forma el criterio del electorado, dinámica que con el tiempo pasó al terreno comercial, transformando a los votantes en consumidores.
Sin embargo, una característica clave de los medios de comunicación en prácticamente todo el Siglo XX fue el modelo sin retroalimentación; la audiencia no podía contestarle al televisor, al diario, a la radio ni a los personajes que ahí se encumbraban monopolizando el sentido común.
En respuesta a estas dinámicas, Elisabeth Noelle-Neumann responde con la teoría de “La Espiral del Silencio”, donde se explica que, como seres sociales, las personas buscaremos estar enterados de los temas que maneja la mayor parte de la opinión pública, básicamente para estar en la conversación general y no quedar al fondo de la espiral, silenciados porque no queremos pensar como la mayoría; y cómo piensa la mayoría, precisamente como lo ordenan los líderes de opinión.
Lo que nos demostró la editorial de The Economist, es que en efecto las redes sociales se han convertido en una herramienta básica de la retroalimentación masiva en la que, si no se aprueba un mensaje de los grandes medios informativos, la sociedad puede refutarlo e incluso apropiarse de él, como sucedió con la imagen de portada del diario británico, la cual ahora circula con frases a favor de Andrés Manuel López Obrador.
Otra cosa que nos reitera este texto publicado por un semanario europeo, es que a esos medios gigantes jamás le ha interesado su audiencia: un medio de real comunicación debiera ser un espejo de la sociedad a la que se dirige, un espacio para aportar datos, cifras, teorías académicas, números, herramientas para que el receptor expanda su conocimiento, y no una tribuna de manipulación para reforzar el sistema en el que sólo se benefician una oligarquía que, parafraseando a Ryszard Kapuscinski, destrozaron el periodismo cuando descubrieron que la noticia era una buena mercancía.