Las batallas electorales, poco se parecen a las contiendas bélicas que libran dos ejércitos. Pero tienen puntos en común. En ambas situaciones, se lucha por alcanzar una meta. Un triunfo definitivo que incline la balanza en favor de alguno de los bandos en conflicto.
Hay estrategias que señalan los puntos importantes a alcanzar, para salir victoriosos. Las tácticas específicas para cada momento, tienen la finalidad de ir mermando la fuerza del oponente.
El presidente López Obrador repitió el día de hoy, que la estrategia de los grupos neoliberales que siguen las órdenes de Claudio X González, es alcanzar un número significativo de asientos en la Cámara de Diputados. La finalidad de toda la campaña que tienen abierta en contra del gobierno de la Cuarta Transformación, persigue este fin.
Van por el control del dinero. Y eso no es extraño en la clase conservadora. El dinero es el motor que los mueve y motiva. Sobre todo, cuando se trata de dinero público. Dinero que no siendo suyo, puede llegar a serlo.
El control del presupuesto asignado al gobierno federal, es la meta que se fija la gente del TUMOR, que sigue instrucciones de Claudio X González.
López Obrador lo señaló con claridad este día:
“A los conservadores les molestan los apoyos que damos a las personas de la tercera edad. Las becas a estudiantes. Las ayudas a personas con discapacidad. Y aunque parezca mentira, les molesta mucho que el gobierno otorgue servicio y medicamentos gratuitos al total de los mexicanos”.
Ese diagnóstico claro sobre los motivos de la derecha, es complementado con lo que sigue:
“Los conservadores quieren manejar el dinero del pueblo, tal y como lo hacían en el pasado. Asignando partidas de moches a congresistas y funcionarios públicos. Otorgando beneficios económicos a quienes formaban parte del corrupto sistema neoliberal”.
El control de la Cámara de diputados, es el trampolín que los impulsaría de nuevo al espacio donde se maneja del dinero del pueblo.
Los criterios para la distribución del gasto, ya los conocemos. Las partidas de moches que señala el presidente. La cancelación de los programas sociales y proyectos de desarrollo en el sur del país, que son para beneficio de los más necesitados.
Inyección de dinero a organizaciones de la “sociedad civil” que son en realidad “coyotes” que se quedan con la mayor parte del dinero público y que reparten migajas a los directamente afectados.
Apoyos a la ciencia que terminan en manos de empresarios que nada hacen en realidad por el desarrollo del país.
Por último, orillar al gobierno de la Cuarta Transformación a un aumento de impuestos y contratación de nueva deuda pública, para poder financiar los programas de carácter social a los que los diputados niegan recursos. Con estas medidas, el debilitamiento de la presidencia de López Obrador estaría garantizado y el regreso de los corruptos conservadores al poder, en 2024, no sería una posibilidad remota.
Un plan que la derecha nacional considera viable.
Pero en realidad se trata de una estrategia estúpida.
No toma en consideración que el presidente López Obrador, tiene la facultad de vetar el presupuesto que le presente la Cámara de Diputados y ejercer el mismo gasto aprobado en el ejercicio fiscal en curso.
Esto significa que, si la intención de los conservadores es ahorcar a la Cuarta Transformación, negándole los recursos financieros suficientes para cumplir con sus compromisos sociales, un veto del presidente, frena de inmediato la intención de los grupos reaccionarios.
Pero nos estamos adelantando mucho. Para conseguir el control de la Cámara de Diputados, los conservadores precisan alcanzar un número significativo de triunfos en las elecciones de junio próximo.
Algo que está fuera de sus posibilidades reales.
López Obrador no llama al voto en favor de Morena, porque la Ley Electoral lo impide en este momento. Pero además no lo hace, porque es un demócrata que respeta el derecho del pueblo, para elegir en completa libertad.
Lo que sí hace, es advertirnos del peligro que corre la democracia, si los corruptos del pasado consiguen manejar de nueva cuenta el dinero del pueblo.
El trabajo realizado en los últimos dos años y meses, se vería afectado si el voto en favor de Morena, no es masivo.
Hay libertad absoluta en estas elecciones, pero también hay riesgos evidentes, que no se pueden ocultar.
La Transformación del país, necesita en este momento, la participación de todos los ciudadanos comprometidos con la erradicación definitiva de la corrupción.
Treinta millones de votos llevaron a la presidencia a López Obrador.
Según las encuestas publicadas hasta la fecha, el porcentaje de aprobación al presidente y a Morena, ha crecido en forma por demás evidente.
Si los conservadores tienen la intención de colocar diputados a modo, para destruir la labor social que impulsa el gobierno de la Cuarta Transformación, es nuestro deber como mexicanos, el impedir que el regreso de la derecha al gobierno, se cumpla.
El dinero del pueblo debe servir para la atención de los problemas del pueblo y no para enriquecer a una pequeña minoría privilegiada, que ha acumulado enormes fortunas, a la sombra de los gobiernos priistas y panistas.
Basta ver el arreglo que consigue Alonso Ancira el día de ayer, para librar su permanencia por años en la cárcel. Devolverá a PÉMEX 216 millones de dólares, en un espacio de tres años.
De ese tamaño eran los negocios que se hacían bajo el manto de la corrupción.
Y lo de Ancira es una muestra pequeña, del atraco que sufrió el erario público por décadas.
No demos nuestro voto a otro partido político. Morena necesita esa mayoría en la Cámara de Diputados, para dar continuidad al Proyecto Nacional de Transformación que encabeza el presidente López Obrador.
Este momento es crucial para la vida de México y el futuro de las presentes y futuras generaciones.
No tenemos derecho a fallar.
Voto masivo a Morena este 6 de junio.
La Cuarta Transformación va.
Malthus Gamba